domingo, 3 de marzo de 2013


QUIERO que sepas

una cosa.

Tú sabes cómo es esto:

si miro

la luna de cristal, la rama roja

del lento otoño en mi ventana,

si toco

junto al fuego

la impalpable ceniza

o el arrugado cuerpo de la leña,

todo me lleva a ti,

como si todo lo que existe,

aromas, luz, metales,

fueran pequeños barcos que navegan

hacia las islas tuyas que me aguardan.

Ahora bien,

si poco a poco dejas de quererme

dejaré de quererte poco a poco.

Si de pronto

me olvidas

no me busques,

que ya te habré olvidado.

Si consideras largo y loco

el viento de banderas

que pasa por mi vida

y te decides

a dejarme a la orilla

del corazón en que tengo raíces,

piensa

que en ese día,

a esa hora

levantaré los brazos

y saldrán mis raíces

a buscar otra tierra.

Pero

si cada día,

cada hora

sientes que a mí estás destinado

con dulzura implacable.

Si cada día sube

una flor a tus labios a buscarme,

ay amor mío, ay mío,

en mí todo ese fuego se repite,

en mí nada se apaga ni se olvida,

mi amor se nutre de tu amor, amado,

y mientras vivas estará en tus brazos

sin salir de los míos.

Pablo Neruda

Elegí este poema porque creo que a todos nos recuerda lo mucho que podemos amar a alguien, puede ser con tanta intensidad que todo te recuerda a esa persona y puede ser tan débil que cuando te dice que se tiene que ir de tú lado te separas de esta persona sin ningún problema, como si su estadía junto a ti solo hubiera sido por un tiempo, tiempo de espera para el verdadero amor. Aunque cabe resaltar que tal vez se refería a que si lo amas tanto querrás que sea feliz, inclusive sin ti.

Cuento:

“Esta mañana arrojé el diario contra la pared. No estoy segura de por qué lo hice. Antes pensaba que los periódicos se centraban en las tragedias, pero ahora sé que lo único que les atrae es la violencia, que la muerte sin ella no interesa, por más que sea colectiva y te deje sola, que es la tragedia más grande que hay”. Así comenzaba el diario personal de Eriel, el que durante una década estuvo a la venta en una feria callejera de objetos usados, el que nadie compró al ojear sus primeras páginas y el que hace dos semanas fue adquirido por la Reina Sofía al conocer el contenido de todas las demás.

Cabe puntualizar que las notas no eran registradas con fechas, pero dicho documento adquiere la categoría de diario, y no de libro de apuntes, porque Eriel, cada vez que escribía, señalaba si era un lunes, jueves o sábado; envolviendo una historia lineal en una secuencia circular de días de la semana. Sin embargo, por los datos registrados y las averiguaciones realizadas por la actual institución propietaria, se estima que las vivencias descritas transcurrieron entre 1974 y 1979.

Un viernes en el que Eriel cayó en una de sus recurrentes depresiones, fue socorrida por un débil recuerdo extraído de su infancia, cuando sus padres le aplacaban sus ganas de ser mayor, cantándole:

 

“Si de verdad quieres crecer y no envejecer

Nunca vayas deprisa ni tampoco lento

el secreto es ir a la inversa del tiempo

pero nunca deprisa ni tampoco lento

sólo hay que ir a la velocidad del tiempo

para así comenzar a crecer y no envejecer

El que acelera el paso descubre la nostalgia

el que se queda en el momento se queda

mas el que decide crecer conservando al niño

avanza hacia atrás recuperando su inicio

y los recuerdos que traspasan el ombligo (bis)…”.

Cuando era niña no le prestaba mucha atención a la letra, sólo se dejaba llevar por la melodía que la hacía sentir arropada por un hogar. Recordaba algo más que la voz cálida de sus padres, recordaba cada uno de los instrumentos que armonizaban la letra; y, envuelta en esas sensaciones, comenzó a sentirse bien, verdaderamente bien. Era como si el recuerdo pasara a ser un presente que la introducía en un espacio donde la tristeza y la rabia estaban prohibidas. No obstante, el hambre y luego el sueño la sacaron de su burbuja, pero la sonrisa se quedó en su rostro.

A la mañana siguiente, Eriel se despertó con la firme idea de conseguir esa canción –cruzada que marcó el interés del museo por el diario–. Recorrió todas las discográficas de su ciudad sin éxito, y tampoco lo tuvo al preguntarle a sus amigos y conocidos. A raíz de eso, dejó su trabajo, cogió una mochila y recorrió todos los países hispanohablantes durante unos cuatro años.

Debido al desconocimiento de los entendidos, y no entendidos, decidió preguntarle a cualquier desconocido si le sonaba esa canción (Eriel estaba segura de que no era una canción inventada por sus padres, porque recordaba con claridad la música, y ellos no sabían tocar ningún instrumento ni mucho menos componer). Así que Eriel ingenió muchas formas para llegar a la gente y otras tantas para conseguir financiación, que fueron narradas hasta la penúltima página del diario. Coordinó una serie de obras con el Teatro de los Andes para adentrarse en decenas de comunidades recónditas, convenció a Alberto Spinetta y a Mercedes Sosa para realizar actuaciones en varias ciudades y pueblos de Argentina… y montó un centenar de acciones con actores callejeros y músicos de 18 países. Pero ninguna persona le dio lo que buscaba.

Al terminar su diario, en el lunes final, Eriel escribió: “Convencida de que yo era quien le había puesto instrumentos a esa canción familiar, decidí irme a cualquier parte. Estiré la mano y un autobús amarillo se detuvo. Había un asiento vacío junto a la ventana, al lado de un niño que llevaba un mandil con el nombre Gonzalo bordado en el pecho. El bus comenzó a moverse mientras yo no podía retener las lágrimas de impotencia, de fracaso. Traté de animarme para no llamar la atención y por manía comencé a tararear la melodía de mi canción. Y ese niño, Gonzalo, comenzó a cantar, y le siguió un joven canoso, y después un hombre muy arrugado que estaba delante, y siguieron todos los demás, hasta el chofer. Era hermoso escucharlos…

El que acelera el paso descubre la nostalgia

el que se queda en el momento se queda

mas el que decide crecer conservando al niño

avanza hacia atrás recuperando su inicio

y los recuerdos que traspasan el ombligo

Si de verdad quieres crecer y no envejecer

recuerda que el juego es el principio de todo

y recuerda que ser parte es el único modo

pero es necesario que recuerdes ante todo

que sin arrugas nunca encontrarás el modo

de retomar las huellas para no envejecer…

 Y mientras los escuchaba, me di cuenta de que el bus avanzaba marcha atrás”.

 

 

Ensayo:

Pedro Paramo el hombre con más poder de todo el lugar, y con un corazón lleno de rabia y ganas de venganza, por supuesto con todo lo que se necesita para conseguir cualquier objetivo que se ponga.

Lo único que importa en la vida es tener todo eso que uno quiere aunque muchas veces no nos demos cuenta o ni siquiera tengamos idea de lo que es, así que no pongamos odio en nuestros corazones, y menos un odio que no nos corresponde, no cometamos errores como los de Pedro Paramo, porque sus errores son de esos incorregibles, que dejan marcada tu vida y no te dejan vivir en paz.

A mi parecer la película, es muy buena interpretación de una vida, que nos da una historia y de ella nace toda una posibilidad de sentimientos; así como  desde suspenso hasta amor del de verdad y el más pasional que puede haber.

 por: Medhelyn Itzel Aguirre Pérez







 

1 comentario:

  1. Mira el poema es muy bueno, me recuerda con tanta alegria el amor que llegue a sentir por una persona, siento que el autor tiene mucho talento pero me encantaria leer uno escrito por ti.

    Flores Delgado Daniel Isaac 2.3 T/M


    El cuento esta bueno, pero sigo diciendo me encantaria que escribieras algo desde tu corazon y que me permitas conocer tus sentimientos en un escrito tuyo, no pienses que no me gusto esta bueno el cuento, y si lo escribiste tu, eres muy buena.

    Flores Delgado Daniel Isaac 2.3 T/M

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